El otro imputado se abstuvo de prestar su testimonio por recomendación de su defensa.
Esta mañana se llevó adelante una audiencia con el objeto de que prestaran declaración los detenidos en el marco de la causa (ya fue declarada como asunto complejo), por el crimen de una pequeña, ocurrido en Lules. Se trata de Mauro Leonel Véliz y de María Carolina Graneros. El otro imputado, Edgardo Hernán Caro, se abstuvo de prestar su testimonio por recomendación de su defensa.
El crimen generó gran conmoción social. El caso es investigado por la Unidad Fiscal de Homicidios I, a cargo del fiscal Ignacio López Bustos. En la audiencia correspondiente intervino el auxiliar de fiscal José Fernando Isa. Los tres acusados se encuentran privados de la libertad con prisión preventiva.
Véliz dijo que ayudó a su suegra, Graneros, a trasladar los restos óseos de la víctima desde el pozo en el que los habían arrojado, y los tiraron en el río. Según su versión, la mujer le dijo que habían quemado a la niña y la habían arrojado a un pozo.
Por su parte, Graneros expuso que, en la madrugada de los hechos, la niña estaba con fiebre y ella la llevó a su habitación, que se durmió en un momento y al despertar la pequeña no reaccionaba. Señaló que fue amenazada por su pareja para que no avise a la Policía.
Aberrante hecho
La causa está calificada como homicidio agravado por alevosía y femicidio. Según la teoría del caso, el 1 de julio pasado, la niña fue quemada en un pozo de letrina, en el asentamiento San Ramón, ubicada en La Reducción, en Lules.
De acuerdo a la teoría del caso, los imputados, en forma coordinada y actuando sobre seguro, quemaron el cuerpo de la víctima, de cuatro años de edad, la cual se encontraba indefensa.
Para cubrir su accionar, denunciaron la desaparición de la menor con el propósito de ganar tiempo, lo que dificultó poder determinar que los restos óseos encontrados eran de la menor. Además, imposibilitó el trabajo de los peritos para la recolección de evidencias y rastros. Sumado a ello, no se pudo practicar la autopsia y realizar los exámenes correspondientes para determinar las causas de la muerte y signos de abuso sexual.
Los fragmentos óseos fueron analizados mediante comparaciones de ADN que permitieron certificar la defunción de la menor.
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