Alto el fuego: la frágil tregua entre Irán e Israel
- Ambito Tucumano
- 24 jun
- 4 Min. de lectura
Trump anunció el cese de hostilidades, pero ambos bandos se acusan de violarlo horas después. La guerra de 12 días deja más de 700 muertos y un programa nuclear herido, pero no muerto.

El aire en Oriente Medio aún huele a pólvora cuando Donald Trump tecleó su anuncio en Truth Social: "¡El alto al fuego ya está en vigor! ¡Por favor, no lo violen!". Era la madrugada del 24 de junio, y tras doce días de bombardeos cruzados que dejaron más de 400 muertos en Irán y 24 en Israel, el presidente estadounidense declaraba el fin de la "Guerra de los 12 Días". Pero en tierra, las sirenas antiaéreas seguían aullando en el norte de Israel, mientras Teherán negaba haber lanzado los misiles que, según Tel Aviv, acababan de impactar cerca de Beersheba, dejando cuatro muertos.
La ironía de Trump: bombas que "unieron a todos"
En un giro retórico que solo él podría esgrimir, Trump atribuyó el cese de fuego a sus propios ataques contra instalaciones nucleares iraníes: "De una manera irónica, ese golpe perfecto (...) unió a todos, ¡y se cerró el trato!". Se refería a la "Operación Martillo de Medianoche": 125 aeronaves estadounidenses, incluidos bombarderos B-2, arrojando toneladas de explosivos sobre Fordow, Natanz e Isfahán. Un "espectacular éxito militar", en sus palabras, aunque inspectores atómicos iraníes ya trabajaban para evaluar daños y reactivar instalaciones.
El baile de las negaciones
Mientras Trump celebraba, el ministro de Exteriores iraní, Seyed Abbas Araghchi, lanzaba un torpedo a la narrativa: "Por el momento, no existe ningún 'acuerdo' sobre alto el fuego". Su condición era clara: si Israel detenía los ataques antes de las 4:00 AM hora local, Irán no respondería. Horas después, el Consejo Supremo de Seguridad iraní rectificaba: confirmaban la tregua, pero como una "victoria impuesta" al "enemigo sionista" que había "aceptado la derrota".
Del lado israelí, el comunicado oficial llegó con olor a triunfalismo: "Israel eliminó la doble amenaza existencial nuclear y de misiles". Detallaban "cientos de milicianos Basij abatidos" y la muerte de "un científico nuclear de alto rango" en los últimos compases de la guerra. Pero el ministro de Defensa, Israel Katz, ya amenazaba: "Responderemos con fuerza en el corazón de Teherán si Irán viola el alto el fuego".
Los hilos rotos que sostienen la tregua
El enigma nuclear: Irán movió uranio enriquecido "en previsión de ataques", según su Organización de Energía Atómica. Aunque Trump asegura haber "destruido" el programa, un asesor del ayatolá Jamenei advierte: "El juego no ha terminado. Tenemos reservas". Los ataques dañaron infraestructura, pero no el conocimiento.
Jaque al tablero geopolítico:
Qatar, mediador clave, reabrió su espacio aéreo tras interceptar misiles iraníes contra la base de Al-Udeid.
Rusia, aliado de Irán, aplaudió la tregua pero evitó comprometerse militarmente. El Kremlin teme que "muchos quieran arruinar nuestra asociación con Teherán".
China, comprador del 90% del petróleo iraní, observa nerviosa la amenaza de cerrar el Estrecho de Ormuz.
Las heridas abiertas: En Irán, familias enteras duermen en sótanos tras los bombardeos israelíes que destruyeron viviendas en Gilan. En Israel, los refugios antiaéreos siguen abarrotados. "No es paz, es un alto para enterrar a los muertos", dice un residente en Tel Aviv.
¿Qué sigue? Cuatro sombras sobre el futuro
Gaza, la tregua pendiente: El líder opositor israelí Yair Lapid recordó que "es hora de cerrar este frente". Con 55.000 muertos en la guerra contra Hamas, la tregua con Irán podría acelerar negociaciones.
El programa nuclear fantasma: Mohamad Eslami, jefe nuclear iraní, ya activó planes para "garantizar que la producción no se interrumpa". Los ataques retrasaron, pero no aniquilaron, la capacidad atómica.
La oposición iraní al acecho: Maryam Rajavi, líder exiliada del Consejo Nacional de la Resistencia Iraní, celebró el alto el fuego como oportunidad para "derrocar a la dictadura" y construir "una república democrática y no nuclear".
La bomba electoral en EE.UU.: Bernie Sanders comparó la ofensiva con la invasión de Irak en 2003: "Se basó en mentiras. ¡No repitamos la historia!". La sombra de una guerra prolongada podría costar caro a Trump.
Cuando los misiles callan (pero no se van)
Mientras el crudo Brent caía un 3,8% tras el anuncio, en las calles de Teherán resonaba un grito: "¡El enemigo ha sido derrotado!". En Israel, las pantallas de los traders mostraban alivio, pero en los búnkeres, las radios aún sintonizaban frecuencias de emergencia.
La tregua, frágil como cristal en el desierto, tiene un arquitecto inesperado: un presidente estadounidense que convirtió bombardeos en "ironía unificadora". Pero como susurra un diplomático europeo en Ammán: "Esto no es paz. Es el agotamiento de dos rivales que midieron sus fuerzas y temieron lo peor".
Quedan las preguntas clave: ¿sobrevivirá el alto el fuego a las próximas 72 horas? ¿Reconstruirá Irán lo nuclear? Y la más dolorosa: ¿servirá para que Gaza respire? Por ahora, solo hay un veredicto claro, escrito en las ruinas de Isfahán y en las morgues de Beersheba: en la guerra, todos pierden. Algunos solo cuentan sus pérdidas en silencio.









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