Acuerdo comercial Argentina-EE.UU.: un pacto marcado por la asimetría
- Ambito Tucumano
- hace 57 minutos
- 3 Min. de lectura
Mientras el gobierno de Milei lo celebra como histórico, expertos señalan que 15 de los 17 puntos del acuerdo son concesiones que Argentina hace a Washington, generando preocupación por la soberanía regulatoria y el futuro del Mercosur.

El recientemente anunciado acuerdo marco de comercio e inversiones entre Argentina y Estados Unidos ha encendido un intenso debate. Presentado por el gobierno de Javier Milei como un logro histórico que abrirá "un nuevo siglo de oro" para el país, especialistas en relaciones internacionales y economía política advierten sobre su carácter marcadamente asimétrico. El acuerdo, cuyos detalles fueron publicados por la Casa Blanca solo en inglés, establece importantes concesiones del país sudamericano hacia Washington en áreas sensibles que van desde bienes agrícolas e industriales hasta propiedad intelectual y minerales críticos.
Una asimetría estructural
Los términos del acuerdo revelan un desbalance significativo en las concesiones. Según el análisis de la politóloga Anabella Busso, especialista en relaciones bilaterales, 15 de los 17 puntos del acuerdo representan concesiones que Argentina hace a Estados Unidos, mientras que solo dos habilitan algún tipo de posibilidad para el país sudamericano, y uno de ellos lo hace de manera "hipotética y sin apenas precisiones".
La Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) ha destacado que, en el apartado donde se indica que ambos países "trabajarán conjuntamente para abordar barreras no arancelarias que afecten el comercio de alimentos y productos agrícolas", solo se mencionan compromisos de Argentina. Esta asimetría es particularmente notable considerando que, como señala el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), "suena irrisorio que sea Estados Unidos, bajo la presente administración, quien sostenga una retórica discursiva en pos del libre comercio".
Concesiones en sectores estratégicos
El acuerdo implica importantes aperturas por parte de Argentina en sectores clave:
Acceso preferencial a los mercados argentinos para exportaciones estadounidenses que incluyen medicinas, productos químicos, maquinaria, tecnologías de la información, dispositivos médicos, vehículos automotores y una amplia gama de productos agrícolas.
Compromisos específicos en agroindustria que permitirán el ingreso de ganado en pie estadounidense, carne aviar en un plazo máximo de un año, y eliminarán restricciones sobre términos queseros y cárnicos.
Eliminación de barreras no arancelarias, desmantelamiento de licencias de importación, y compromiso de no exigir formalidades consulares para exportaciones de EE.UU..
Reconocimiento automático de estándares estadounidenses, permitiendo el ingreso de productos que cumplan normas técnicas de EE.UU. sin evaluaciones adicionales, incluyendo vehículos fabricados bajo estándares de seguridad y emisiones estadounidenses, y certificados de la FDA para dispositivos médicos y fármacos.
Contexto de dependencia financiera
Analistas vinculan este acuerdo con el contexto financiero que atraviesa Argentina. Hernán Letcher, director de CEPA, sostiene que el acuerdo "es tan generoso para Estados Unidos porque es el pago de la Argentina exigido por Trump, por el rescate financiero para que ganaran las elecciones que hicieron con él". Esta evaluación cobra relevancia considerando que Argentina cuenta con un nuevo programa por 20.000 millones de dólares con el FMI y un acuerdo de estabilización cambiaria con el Departamento del Tesoro de EE.UU. por hasta 20.000 millones de dólares adicionales.
Anabella Busso agrega que "Argentina lleva adelante esa negociación en un claro proceso de debilidad y dependencia financiera, y en un marco que va más allá de cualquier alineamiento que nosotros hayamos conocido desde el regreso a la democracia".
Implicaciones geopolíticas y regionales
El acuerdo trasciende lo comercial y adquiere dimensiones geopolíticas significativas:
Desplazamiento de China: Según Florencia Rubiolo, especialista en política y economía internacional, Estados Unidos persigue tener "un lugar de privilegio" ante la eventual privatización de empresas y busca interrumpir proyectos de alto valor agregado con inversión china.
Impacto en el Mercosur: El acuerdo genera incertidumbre sobre el futuro del bloque regional, ya que las preferencias arancelarias otorgadas a Estados Unidos podrían romper su lógica interna. Esta preocupación se acentúa con el anuncio de que Milei podría no participar de la próxima Cumbre del Mercosur.
Subordinación regulatoria: El acuerdo implica que Argentina se obliga a seguir los lineamientos de la política comercial de Washington, específicamente en la relación con terceros países, lo que según CEPA "implicaría una rendición sin precedentes de soberanía en todas las materias: comercial, económica, social, laboral, jurídica y ambiental".
Un debate sobre soberanía y desarrollo
El acuerdo comercial con Estados Unidos plantea preguntas fundamentales sobre el modelo de desarrollo argentino. Por un lado, el gobierno de Milei lo presenta como una oportunidad histórica para capitalizar al país basado en minería, energía y alimentos. Por otro, analistas como Aram Aharonian lo caracterizan como "un nuevo ejemplo de la doctrina Monroe, pero esta vez para limitar el avance de China" en áreas sensibles.
La pregunta central que emerge es si Argentina aprovechará esta alineación para construir capacidades propias -infraestructura, tecnología, industria- o si repetirá el patrón histórico de integrarse al mundo como proveedor primario y consumidor de manufacturas ajenas, produciendo mayor dependencia y vulnerabilidad. La respuesta a este interrogante marcará el rumbo del país en las próximas décadas.









Comentarios