La CGT cierra filas: unidad sindical contra la reforma laboral del Gobierno

Frente al avance oficial de la reforma laboral, la central obrera priorizó su cohesión interna. Acordó rechazar cualquier negociación que implique "retroceder en derechos" y planea una estrategia que combine presión en el Congreso y medidas de acción directa.

En un clima de alerta máxima, la CGT celebró una reunión de su "mesa chica" ampliada donde selló un principio de unidad para enfrentar el próximo intento del Gobierno por sacar adelante su reforma laboral. Con la renovación de autoridades pendiente para el 5 de noviembre, las distintas corrientes internas acordaron postergar sus diferencias y "plantarse" contra lo que consideran una "destrucción de la legislación del trabajo". El consenso fue defender la unidad "a fuego" como única forma de detener el proyecto oficial.

El encuentro, realizado en la sede de la Uocra y extendido por más de tres horas, fue encabezado por los triunviros Héctor Daer (Sanidad) y Octavio Argüello (Camioneros). La concurrencia de casi 60 dirigentes, incluidos pesos pesados como Hugo Moyano y Gerardo Martínez, reflejó la gravedad del momento. Los discursos fueron contundentes: rechazo unánime a las ideas de negociación por empresa y el "salario dinámico", considerados como herramientas para flexibilizar las relaciones laborales en perjuicio de los trabajadores.

La estrategia sindical se basará en tres pilares: frenar el proyecto en el Congreso Nacional a través del diálogo con gobernadores y legisladores, recurrir a la Justicia como se hizo con el DNU 70/2023, y retomar las medidas de acción directa, que han estado prácticamente abandonadas durante este año. La reunión casi simultánea de Milei con gobernadores y los ambiguos apoyos que surgieron de allí encendieron aún más las alarmas en la central obrera.

Mientras tanto, la elección de la nueva conducción de la CGT, prevista para el próximo 5 de noviembre, quedó supeditada a este conflicto. Si bien no se definió si el liderazgo será unipersonal o un triunvirato, quedó claro que las corrientes más combativas exigirán un programa firmemente "antilibertario". La unidad lograda este jueves, aunque frágil, es el primer paso en una pulseada que promete escalar en las próximas semanas.