Entre duelo y política, Argentina despide a su Papa en un mundo dividido

La muerte del papa Francisco expone tensiones y paradojas en Argentina:  honrar a un líder que criticó el neoliberalismo y abrazó a los pobres, pero cuya figura trasciende ideologías.

La muerte del papa Francisco no solo conmueve a 1.300 millones de católicos, sino que expone las tensiones y paradojas de una Argentina fracturada, ahora obligada a unirse simbólicamente frente a la pérdida de su hijo más universal. Mientras el Gobierno de Javier Milei decreta siete días de duelo nacional y prepara su viaje a Roma para el funeral, el país asiste a un momento histórico teñido de contradicciones: honrar a un líder que criticó el neoliberalismo y abrazó a los pobres, pero cuya figura trasciende ideologías.

Milei y el viaje incómodo

El anuncio de que el presidente asistirá al funeral en el Vaticano es un gesto cargado de simbolismo. Milei, quien en 2023 tildó a Francisco de "representante del maligno en la Tierra" y cuestionó su "agenda socialista", ahora debe liderar el homenaje oficial al pontífice. La imagen del libertario caminando por la Basílica de San Pedro, quizá junto a Cristina Kirchner —quien elogió al Papa como "rostro de una Iglesia más humana"—, será un retrato crudo de la polarización argentina. ¿Acto de Estado o reconciliación impostada? La historia juzgará, pero el mensaje es claro: incluso los detractores reconocen que Francisco fue un ícono global imposible de ignorar.

Los siete días que desnudan una paradoja

El decreto de duelo nacional —con banderas a media asta y posible feriado— es un reconocimiento tácito de que Bergoglio pertenece más al pueblo que a cualquier gobierno. Aunque el oficialismo evita mencionarlo, hay herejía política en honrar a un hombre que denunció "la cultura del descarte" y defendió subsidios sociales. Para Milei, este duelo es un desafío: ¿cómo conmemorar al Papa sin validar sus ideas? La respuesta parece estar en el silencio estratégico: un tuit lacónico del vocero Adorni y ninguna alusión directa del Presidente a su legado teológico.

El funeral simple de un revolucionario

Mientras Roma se prepara para despedir a Francisco en Santa María Maggiore —como él pidió, en un ataúd de madera y cinc, sin báculo papal—, el gesto final de humildad subraya su coherencia. Un hombre que podría haber sido enterrado entre mármoles y oro optó por la austeridad, como cuando lavó los pies de presos o viajó en auto eléctrico. Esa sencillez, sin embargo, contrasta con la pompa inevitable de un funeral de Estado, donde jefes de gobierno y reyes rendirán honores al mismo Bergoglio que los desafió a "no servir al dinero".

La Iglesia en la encrucijada

Mientras el humo blanco anuncia un nuevo Papa, la pregunta es si el sucesor mantendrá el rumbo reformista. Francisco democratizó el Vaticano, pero dejó tareas pendientes: mayor inclusión de mujeres, transparencia financiera y justicia para víctimas de abusos. Su muerte llega en un momento frágil: la derecha eclesial presiona por un retorno al conservadurismo, mientras el mundo espera una Iglesia que dialogue con la ciencia, la diversidad y el clima.

¿Qué queda de Francisco en Argentina?

Más allá de las disputas, su legado local es imborrable. Desde Flores hasta la política, demostró que es posible ser global sin perder las raíces. Aunque nunca volvió como Papa, su sombra influyó en leyes de migración, debates ambientales y hasta en la estampa de los cartoneros, a quienes llamó "héroes silenciosos". Hoy, mientras el país llora, surge una ironía: el mismo Estado que recorta programas sociales ondea banderas a media asta por quien defendió esos derechos.

Última lección: unidad en la fragilidad

En sus 88 años, Francisco enseñó que las contradicciones no son debilidad, sino humanidad. Su funeral, entre presidentes rivales y fieles anónimos, podría ser su última prédica: un llamado a encontrar, aunque sea en el dolor, un instante de cohesión. En un planeta donde los algoritmos alimentan el odio, su partida nos recuerda que hasta los enemigos pueden compartir un mismo silencio frente a la muerte.