¿Cristina despertó al peronismo? Multitudes, promesas y una unidad bajo la lupa
- Ambito Tucumano
- 18 jun
- 3 Min. de lectura
Miles de personas colmaron Plaza de Mayo tras la condena a Cristina Kirchner, en una muestra de fuerza que esconde tensiones internas. Las provincias también movilizaron.

El aire espeso de Buenos Aires olía a consignas viejas y esperanzas nuevas. Bajo un cielo despejado, la Plaza de Mayo —testigo histórico de alegrías y derrotas— volvió a latir este miércoles al ritmo del peronismo movilizado. Decenas de miles de personas, según cálculos partidarios; una marea humana que desbordó adoquines y despertó recuerdos de épocas pasadas. "Vamos a volver", coreaban, mientras Cristina Kirchner, desde su departamento en Constitución, les hablaba por un altavoz invisible. Su voz, transmitida en un audio grabado, sonó a profecía y despedida: "Podrán encerrarme a mí, pero no a todo el pueblo".
El telón de fondo: condena, proscripción y una tregua frágil
La ratificación de la sentencia —6 años de prisión domiciliaria e inhabilitación perpetua por la causa Vialidad— actuó como un shock eléctrico para un peronismo fracturado. Por unos días, las internas se congelaron. Axel Kicillof, enfrentado meses atrás con Cristina, marchó bajo la bandera del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), llamando a la condena "absolutamente injusta y fuera de la ley". Sergio Massa, líder del Frente Renovador, apareció rodeado de su estructura, mientras La Cámpora tejía la logística entre teléfonos y pancartas. Hasta gobernadores distantes como Osvaldo Jaldo (Tucumán) o Raúl Jalil (Catamarca) enviaron señales de apoyo, aunque muchos lo hicieron desde lejos, "patronos en sus pagos".
Pero la foto de unidad tuvo grietas:
La CGT brilló por su ausencia orgánica. Solo gremios "sueltos" como la UOM cuestionaron su silencio, mientras la central sindical evitó comprometerse, dejando a los sindicatos actuar por su cuenta.
Las facciones no se fundieron: Kicillof marchó con el MDF, Massa con el Frente Renovador, y los kirchneristas con La Cámpora.
"El balcón cerrado y la épica abierta"
Desde su prisión domiciliaria —con tobillera electrónica y prohibición de alterar la "tranquilidad vecinal"—, Cristina hilvanó un discurso que mezcló agradecimiento, bronca y estrategia. Cuestionó a Javier Milei por el tarjeteo de la comida y al ministro Luis Caputo por "alquilar dólares", pero sobre todo, construyó un relato de resistencia:
"Lo vivimos con Perón, lo vivimos con Néstor... Los pueblos finalmente siempre vuelven".
Su analogía con el exilio de Perón no fue casual. El kirchnerismo busca convertir su encierro en un "santuario político", replicando el poder a distancia que ejerció el fundador desde Madrid. El audio, la transmisión en vivo posterior, y hasta el reclamo por no poder asomarse al balcón ("Parece joda ¡Pero no!"), alimentaron esa épica.
Las provincias se hicieron eco
Mientras la Plaza de Mayo hervía, el país replicó el gesto:
Tucumán y Mendoza vieron marchas combativas, donde sindicatos y estudiantes mezclaron el apoyo a CFK con reclamos contra el ajuste.
En La Rioja, el gobernador Ricardo Quintela envió un mensaje grabado: "Nos quieren dividir, pero estamos unidos".
Córdoba tuvo presencia sindical bajo consignas amplias: "Defendemos la democracia, no la proscripción".
Los desafíos: después de la marcha, la tormenta
¿La unidad exhibida tiene fecha de vencimiento?
Elecciones bonaerenses: El cierre de listas en la tercera sección electoral —donde Cristina ya no podrá ser candidata— reabrirá la puja por espacios entre el MDF de Kicillof y el Frente Renovador de Massa.
El rol de Cristina: Desde su encierro, intentará dirigir el armado electoral, pero su inhabilitación fuerza al PJ a buscar nuevos liderazgos.
La CGT: Su ausencia en la movilización refleja desconfianza hacia el kirchnerismo.
¿Renacer o último canto?
El Gobierno de Milei observó en silencio. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, descalificó la marcha como "tiranía de la calle", pero el oficialismo evitó convertir a Cristina en mártir o enemiga central. Para el peronismo, el verdadero test es si podrá transformar esta oleada emocional en un proyecto político coherente. Como dijo un militante en Plaza de Mayo, sudando la camiseta: "Aquí estamos todos... por ahora".
La frase de Cristina —"Vamos a volver con más sabiduría y unidad"— suena a promesa, una promesa que el pueblo peronista necesita para revitalizarse y enfrentar a la derecha.
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