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Astronautas de la NASA regresan a la Tierra tras 9 meses varados en el espacio

  • Foto del escritor: Ambito Tucumano
    Ambito Tucumano
  • 19 mar
  • 3 Min. de lectura

Problemas técnicos en la cápsula Starliner de Boeing obligaron a la NASA a recurrir a SpaceX para traer de vuelta a la tripulación tras una misión fallida.

Astronautas de la NASA regresan a la Tierra tras 9 meses varados en el espacio

Los astronautas Barry "Butch" Wilmore y Suni Williams, junto a Nick Hague y el cosmonauta ruso Alexánder Gorbunov, regresaron a la Tierra este martes tras un prolongado e inesperado periplo de nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI). Su regreso, inicialmente planeado para solo ocho días, se convirtió en un episodio crítico para la NASA y un golpe reputacional para Boeing, cuyo programa de cápsulas Starliner acumula fallas técnicas y retrasos. Finalmente, fue la competencia —SpaceX— la que resolvió la crisis con su nave Crew Dragon, que amerizó sin contratiempos en el océano Atlántico, frente a las costas de Florida.

La misión comenzó en junio de 2024, cuando Wilmore y Williams partieron hacia la EEI a bordo de la Starliner de Boeing, en lo que debía ser un viaje rutinario de una semana. Sin embargo, durante el trayecto, la cápsula presentó fugas de helio en su sistema de propulsión y fallas en varios propulsores, problemas que se sumaron a una larga lista de contratiempos en el desarrollo del vehículo, cuyo primer vuelo tripulado ya llevaba una década de retrasos. Aunque la NASA aseguró en un principio que los astronautas no corrían peligro, la acumulación de anomalías obligó a la agencia a tomar una decisión sin precedentes: cancelar el retorno en la Starliner y recurrir a SpaceX, su rival en el programa de taxis espaciales comerciales.

La Crew Dragon de SpaceX, diseñada para transportar hasta siete pasajeros, despegó en septiembre de 2024 con dos asientos vacíos destinados a Wilmore y Williams. Pero lo que parecía una solución rápida se transformó en una espera de meses, mientras ingenieros de la NASA y Boeing intentaban —sin éxito— resolver los problemas de la Starliner. Mientras tanto, la cápsula no tripulada regresó a la Tierra en septiembre con nuevos reportes de fallas, confirmando las dudas sobre su fiabilidad.

El retorno de la tripulación este martes estuvo marcado por momentos de tensión. La Crew Dragon enfrentó la fase más riesgosa de cualquier misión espacial: la reentrada a la atmósfera terrestre. A más de 27.000 km/h, el exterior de la nave soportó temperaturas superiores a los 1.900 °C, mientras las comunicaciones se interrumpieron brevemente debido al plasma generado por la fricción. Dos juegos de paracaídas se desplegaron sucesivamente para frenar el descenso, hasta que la cápsula tocó el mar a 30 km/h, bajo la atenta mirada de equipos de rescate.

El episodio no solo expuso las debilidades técnicas de Boeing, sino que también encendió una polémica política. El expresidente Donald Trump acusó a su sucesor, Joe Biden, de "abandonar" a los astronautas al no priorizar su rescate, aunque la NASA insistió en que la tripulación nunca estuvo en peligro inminente. "Siempre tuvimos un plan de contingencia", afirmó un portavoz de la agencia, refiriéndose al acuerdo con SpaceX.

Para Boeing, el fracaso de la Starliner representa un duro revés en su intento por competir con SpaceX, que desde 2020 ha transportado de manera fiable a astronautas hacia y desde la EEI. La compañía, que ya enfrentaba críticas por sobrecostos y retrasos en otros proyectos, ahora deberá someterse a una revisión exhaustiva de su programa espacial. Mientras tanto, SpaceX consolida su posición como el socio más confiable de la NASA, incluso en misiones de emergencia no previstas.

Los cuatro astronautas, en buen estado de salud según reportes preliminares, se someterán ahora a evaluaciones médicas para estudiar los efectos de su prolongada exposición a la microgravedad. Su experiencia, sin embargo, deja una pregunta abierta: ¿hasta qué punto pueden depender las agencias espaciales de alianzas con empresas privadas en misiones críticas? La respuesta, por ahora, parece inclinarse hacia la redundancia: tener siempre un plan B listo para despegar.


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